viernes, 11 de marzo de 2016

YO COMO USUARIO/A...



En la anterior práctica realizamos una tarea que consistía en narrar un momento de nuestra vida en el cual nos vimos en la necesidad de pedir ayuda.
Prácticas como esta nos ayudan a conocernos mejor y a darnos cuenta de que cuando tengamos el papel de profesional debemos ser empáticos, pacientes, dar esperanza a los problemas que nos plantean los usuarios...
Nuestro grupo está formado por cinco miembros y a continuación vamos a narrar las historias de tres de ellos.

  • La historia de Elisabeth:
Desde que empezó mi adolescencia, he tenido problemas con mi autoestima. Esto se fue agravando a través de dos relaciones sentimentales que he vivido.
Fueron relaciones que hoy en día soy capaz de clasificarlas como tóxicas, en las que nunca se llegó a las manos, pero sí considero por fin que hubo maltrato psicológico.
Han sido seis años para mí en los que yo he llegado a sentirme anulada, con una tristeza inmensa y pocas ganas de continuar con nada.
Llegó el día en el que la gota colmó el vaso, mi venda cayó de los ojos y cogí las fuerzas que me quedaban para pedir ayuda. Estaba vacía, enfadada conmigo misma, con el resto del mundo y muy, muy desubicada.
Fui conscicente de que necesitaba ayuda para salir de ese agujero en el que estaba.
Acudí a una psicóloga y me cambio "la vida". Fue capaz de hacer que me perdonase a mi misma, quererme, valorarme, respetarme, dejarme querer y devolverme la fe en que hay gente que vale la pena.
Lo único "malo", que en realidad fue lo mejor, me hizo pasar por el dolor una y otra vez, porque con ella he aprendido que para dejar de sufrir, primero hay que pasar por todo el dolor.

  • La historia de Lucía:
Hace unos meses, me encontré un bulto sospechoso en el pecho izquierdo. Me asusté y por ello comencé a buscar por internet información, en casi todas las páginas que encontré aparecía la posibilidad de que fuese cáncer de mama. En ese momento fue cuando me dí cuenta de que necesitaba ayuda y saber que es lo que era realmente.
Acudí a mi madre, quien me tranquilizó y me dijo que lo mejor era acudir a un profesional, en este caso al día siguiente fuimos a la ginecóloga.
La médico me inspeccionó los pechos y rápidamente me diagnostico que era un tumor benigno, pero sin explicación de lo que era, ni de lo que debía hacer, se fue de la consulta y me dejó allí sola.
Gracias a que estaba una joven de prácticas, pude tranquilizarme, ya que acudí a ella para que me explicara mi diagnóstico.
A raíz de esta experiencia, me gustaría que los médicos fueran conscientes de que no todo el mundo entiende los tecnicismos de su ámbito y si dices la palabra "tumor", aunque sea benigno, hay que explicar lo que es para tranquilizar al paciente. Ya que en mi caso se me quedó muy mal cuerpo al oír esa palabra.
Por otro lado, me gustaría que se dieran un poco más de prisa para hacer las pruebas y concretar lo que te pasa, ya que en ese periodo de incertidumbre se puede agravar la situación, además, deben darle más importancia a lo que el resultado de una prueba conlleva.

  • La historia de Victoria:
Cuando era pequeña me rompí el brazo, fue en un accidente un quad. Mis padres obviamente me ayudaban a hacer todo lo que no podía, pero aún así me sentía un poco dependiente.
En el colegio a veces tenía que pedir ayuda a mis compañeros o profesores. A mí personalmente, no me gusta pedir ayuda porque soy una persona muy independiente y orgullosa. Así que me vi obligada y con la necesidad de pedir ayuda aunque todo lo que podía lo hacía por mi misma.
Lo que me resultó más difícil es que debido ami situación muchas personas me llegaban a agobiar preguntándome constantemente si estaba bien o si necesitaba algo. Esto me hacía sentir que no servia para nada, que siempre tenía que depender de alguien, también, esta atención constante sobre mí, hacía que no me pudiese olvidar ni un momento de que tenía el brazo roto siendo que a veces, lo único que necesitaba era distraerme.
La próxima vez me gustaría que me ayudasen sin agobiarme y añadir que por parte de los médicos no tuve ninguna queja, fueron muy amables y atentos conmigo.

Para concluir, desde nuestro punto de vista fue una práctica muy interesante, cercana y nos sirvió para desahogarnos en algunos casos cuando nuestro trato recibido no había sido el adecuado.





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